...mi blog es mas chafa que tu blog...

...mi blog es mas chafa que tu blog...

19 marzo 2008

Justicia

"Y aquí pueden ver a Kevin Jacobs." El hombre en el uniforme holgado apuntó hacia la ventana. El grupo de turistas se acercó para poder echar un vistazo del conocido asesino, haciendo "ooooooh" y "aaaaaah" al dispositivo que sostenía al pequeño hombre. Mientras veían la pared con fotografías de la mujer que Jacobs había asesinado, una mujer dentro del grupo levantó la mano.

"¿Sí?" preguntó el uniformado.

"¿Puede cerrar los ojos?"

"No. Si se fijan en la pieza que tiene en la cabeza, hay un pequeño dispositivo que mantiene los párpados del prisionero abiertos. No puede parpadear, cerrar los ojos o mover la cabeza. Por supuesto, no somos tan crueles, tiene un constante goteo de solución salina que mantiene húmedos los ojos. Además de esto, el prisionero no puede gritar o vocalizar. Nuestros doctores instalaron cables para mantener la quijada cerrada. Si miran hacia su izquierda," dijo el hombre, apuntando al prisionero, "verán una pequeña manguera que corre hacia su garganta. De esta manera obtiene su alimento. Le bombeamos nutrientes 2 veces al día."

"Mucho más de lo que el imbécil merece," se oyó un comentario desde atrás.

"Sí, pero usted debe entender que nuestros doctores necesitan a este hombre relativamente sano al final. Su cerebro está agendado para ser disecado en pos de la investigación."

"Que hombrecillo tan horrible." Dijo la primer mujer.

"Sí, lo era. Ahora si pudieran seguirme, los llevaré hacia el Salón de Violación. Sugiero que todos aquellos con niños pequeños se acerquen. Será muy educativo."

Mientras el grupo seguía al uniformado, podían oír gritos de otros prisioneros haciendo eco a lo largo del corredor. El hombre paró abruptamente. "Esto puede ser de interés para alguno de ustedes. En esta puerta hay una pequeña mirilla. Siéntanse libres de mirar a través, uno a la vez, por favor. Dentro está Charles Logan."

"¿Se refiere a Logan el Caníbal? ¿Está aquí?" preguntó un hombre.

"Lo hemos tenido aquí desde hace seis meses. Podemos decir con orgullo que ya no practica sus anteriores hábitos alimenticios."

El grupo miró a través. Dentro vieron un hombre grande moviéndose por su celda de 2.40 por 3.60. Era un verdadero espectáculo, con cabello grasiento y largo cubriendo sus ojos, nudillos hechos jirones y mandíbula abierta sin dientes. "Como pueden ver," dijo el uniformado, "lo único que ahora come Logan es puré."

"Bueno, eso espero," gruñó una mujer, revelando su propia sonrisa casi sin dientes. "Además, ¿alguien escuchó eso de comer animales? Que desagradable."

"La gente es extraña, señora," dijo el hombre, mientras subía los hombros e invitaba al grupo a seguirlo. Mientras continuaba por el corredor, les contaba historias acerca de viejos métodos para tratar y encarcelar prisioneros. Algunos de los hombres comentaron que debieran ser mentiras o fantasías, porque, después de todo, ¿porqué querría el gobierno tener personas encerradas solo para soltarlas después y dejarlas cometer más actos de violencia contra la sociedad?

"¿Estamos cerca del Salón de Violación?" Preguntó una mujer que cargaba con una niña de unos 3 o 4 años al uniformado. "Mi hija se está cansando."

"Casi. Tenemos que mantener estos salones más aislados a causa del ruido. Ahhh, aquí estamos. Acompáñenme a la gradería y tomen asiento para que podamos iniciar el espectáculo."

Todo el grupo corrió a buscar un lugar lo más cercano posible a la ventana. Detrás del ventanal estaba un solitario hombre caminando de un lado a otro. Se detuvo cerca del cristal, mirando las caras que lo examinaban, y de pronto escupió. Un par de mujeres brincaron en su asiento.

"Lo lamento, damas. Relájense, obtendrá una amonestación por eso." El uniformado hizo ver la pared que se desplazaba. "Bien, está a punto de comenzar."

Todos se acercaron al cristal. Un grupo de mujeres salieron por la abertura en la pared y pronto rodearon al hombre. Sus ojos pasaron de una mujer a otra. El grupo comprendía un amplio espectro de mujeres: altas, bajas, jóvenes, ancianas, delgadas y robustas, pero una cosa tenían en común: los ojos. Chispeantes, ojos con odio. Lentamente se acercaron al hombre mientras él se encogía un poco, de pronto, una mujer gritó en agonía y el resto siguió el movimiento. Se apresuraron hacia él en una sola oleada, arrancando sus ropas, rasgándolo con uñas y dientes. Una mujer le arrancó un mechón de pelo de un solo tirón. Otra hizo lo mismo hasta que el hombre se zafó, con la cabeza calva y sangrante. Escapó a ciegas del grupo de mujeres y fué a caer directamente a los brazos de una mujer grande. Ella lo sostuvo mientras las otras mujeres lo tomaban cada una de los brazos y piernas. El hombre gritó mientras comenzaban a jalarlo de todas direcciones, estirando sus músculos al punto cercano a la rotura. Más mujeres lo tomaron con fuerza, jalándolo hacia direcciones contrarias. El hombre abrió la boca una vez más, pero el grito murió en la base de su garganta y no emergió ningún sonido. Finalmente sus extremidades se soltaron de su tórax que temblaba trémulamente.

Las mujeres se detuvieron y miraron a la audiencia del otro lado del ventanal.

El grupo se levantó al unísino y comenzó a aplaudir. Las mujeres se inclinaron, dieron la vuelta y salieron del Salón.

"Impresionante," susurró un hombre, mientras miraba el cuerpo desmembrado.

"Acaso no es duro?" sonrió el uniformado. "Le doy crédito a esas mujeres por su coraje."

"Todas ellas son víctimas de violación?" preguntó alguien.

"Mayormente. Algunas son mujeres que fueron forzadas a tener hijos porque la ley les negó el aborto."

"Muchas gracias señor," dijo la mujer que cargaba la niña. "Me siento agradecida de haber tenido esta visión."

"Supongo que debemos movernos hacia la siguiente sala de exhibición. Tenemos mucho más que ver antes de que el autobús regrese. Si pudieran acompañarme..."

El grupo siguió al uniformado hombre a una serie de destinos a lo largo del recorrido: Drogadictos siendo bombeados con oxígeno hasta que sus cuerpos literalmente explotaban, hombres y mujeres que no pagaron sus deudas a quienes les cortaban rebanadas de sus dedos, una por cada centavo que debían, e incluso un área donde los mentirosos tenían sus bocas cosidas para mantenerlas cerradas.

El grupo se veía satisfecho con el recorrido. Mientras abordaban el autobús de regreso, otro grupo de gente bajaba del mismo.

El uniformado mostró su mejor sonrisa y se acercó al grupo recién llegado, "Bienvenidos, amigos, al Salón de la Justicia."

2 comentarios:

Anónimo dijo...

O_o Muy bueno! no hay una segunda parte?

jack dijo...

¿Esto de donde es?